El Código de la Cultura

Un equipo es un conjunto de personas que se organizan de una forma determinada para lograr un objetivo común. Dentro de esta definición hay implícitos 3 elementos clave:

- Un conjunto de personas: los equipos de trabajo están formados por personas y, cada una de ellas, aporta características diferenciales como experiencia, formación, personalidad, aptitudes, etc. que influirán en los resultados finales.

- Organización: existen diversas formas en las que un equipo se puede organizar para el logro de una determinada meta u objetivo.

- Un objetivo común: todos los componentes del equipo trabajarán para conseguir de manera satisfactoria el mismo objetivo común.

El enfoque de aprendizaje de LEGO Education ROBOTIX se sustenta en el marco de las 4C que anima al alumnado a experimentar y a explorar para desarrollar sus conocimientos y su comprensión. Se anima a los alumnos a colaborar en tareas de resolución de problemas que suponen un desafío y los estimulan.

Teniendo en cuenta esta premisa, compartimos el interesante experimento que llevó a cabo Peter Skillman, diseñador e ingeniero, y que Daniel Coyle analiza.

En este desafío de grupo, los niños y niñas de Educación Infantil superan a los adultos que tienen un MBA (Master in Business Administration).

Comencemos con una pregunta: ¿por qué ciertos grupos de personas se unen para ser mayores que la suma de sus partes, mientras que otros se suman para ser inferiores?

Hace unos años, el diseñador e ingeniero Peter Skillman realizó un experimento para averiguarlo. Durante varios meses, reunió, en grupos de cuatro miembros, a estudiantes de diferentes universidades como Stanford, la Universidad de California, la Universidad de Tokio y algunos otros lugares y a grupos de alumnos de diferentes escuelas de Educación Infantil. Skillman retó a cada grupo a construir la estructura más alta posible utilizando los siguientes elementos:

  • Veinte espaguetis sin cocer
  • 90 cm de cinta adhesiva transparente
  • 90 cm de cuerda
  • Una nube de tamaño estándar

El experimento tenía una única norma: la nube tenía que estar situada en la cima de la estructura. La parte más interesante del experimento, sin embargo, tuvo poco que ver con el proceso de construcción, la atención se centró en los participantes.

Los estudiantes de negocios comenzaron a hablar y a pensar estratégicamente. Examinaron los materiales, hicieron una lluvia de ideas y formularon preguntas inteligentes y comprensivas. Generaron varias opciones, luego perfeccionaron las ideas más prometedoras. Fue profesional, racional e inteligente. El proceso resultó en la decisión de seguir una estrategia en particular. Luego dividieron las tareas y comenzaron a construir.

Los niños y niñas de Educación Infantil enfocaron el experimento de una manera totalmente diferente. No planearon estrategias, ni analizaron ni compartieron experiencias. Tampoco hicieron preguntas, no propusieron opciones ni perfeccionaron ideas. De hecho, apenas hablaron. En cambio, estaban muy cerca los unos de los otros. Sus interacciones no fueron tranquilas ni organizadas. Cogieron materiales entre sí y comenzaron a construir sin seguir un plan o estrategia. Cuando hablaron, lo hicieron de una manera exaltada: "¡Aquí! ¡No, aquí!" Su estrategia se podría describir como intentar un montón de cosas juntas.

Si tuviéramos que apostar por cuál de los equipos ganaría, no lo tendríamos muy complicado. Sin pensarlo demasiado apostaríamos por alguno de los grupos de estudiantes de MBA porque poseen la inteligencia, las habilidades y la experiencia para hacer un trabajo superior. Esta sería la respuesta más lógica. Suponemos que los individuos cualificados se unirán para trabajar en grupo y producirán un trabajo cualificado de la misma manera en que suponemos que dos más dos suman cuatro. Nuestra apuesta sería incorrecta. En docenas de pruebas, los niños y niñas de Educación Infantil construyeron estructuras que llegaban a los 66cm de alto, mientras que los estudiantes de escuelas de negocios construían estructuras que con suerte alcanzaban los 25cm. (Los equipos de niños y niñas de Educación Infantil también superaron a equipos de abogados [que construyeron torres de aproximadamente 38cm] así como a equipos de directores ejecutivos [56cm]).

El resultado es difícil de creer. Vemos estudiantes de escuelas de negocios inteligentes y experimentados, y nos resulta difícil imaginar que se unan para finalmente obtener un rendimiento más pobre que un grupo de niños y niñas de Educación Infantil. Vemos niños y niñas sin ningún tipo de experiencia y totalmente inexpertos, y nos resulta difícil imaginar que puedan obtener un mejor resultado.

Pero esta ilusión, como toda ilusión, sucede porque nuestros instintos nos han llevado a centrarnos en los detalles incorrectos. Nos enfocamos en lo que podemos ver: habilidades individuales. Pero las habilidades individuales no son lo que importa. Lo que importa es la interacción. Los estudiantes de las escuelas de negocios parecen estar colaborando, pero de hecho están involucrados en un proceso que los psicólogos llaman administración del estado. Están averiguando dónde encajan en la imagen más grande: ¿quién está a cargo? ¿Está bien criticar la idea de alguien? ¿Cuáles son las reglas? Sus interacciones parecen tranquilas y ordenadas, pero su comportamiento subyacente está plagado de ineficiencia, vacilación y competencia sutil. Pasan tanto tiempo observando y estudiando el enunciado que no captan la esencia del problema (la nube es relativamente pesada y el espagueti es difícil de asegurar). Como resultado, sus primeros esfuerzos a menudo fracasan y se les acaba el tiempo.

En cambio, la manera de proceder de los niños y niñas de Educación Infantil parece, a simple vista, desorganizada. Pero cuando los ves como trabajando como unidad, su comportamiento es eficiente y efectivo. No están compitiendo. Trabajan codo con codo y de manera enérgica. Se mueven rápidamente, detectando problemas y ofreciendo ayuda. Experimentan, toman riesgos y observan los resultados, que los guían hacia soluciones efectivas.

Los los niños y niñas de Educación Infantil tienen éxito, no porque sean más inteligentes, sino porque trabajan juntos de una manera más inteligente. Están aprovechando un método simple y poderoso en el que un grupo de gente común puede crear un rendimiento mucho más allá de la suma de sus partes.

El trabajo en grupo, o trabajo en equipo, es una de las fuerzas más poderosas del planeta. Lo podemos detectar en negocios exitosos, equipos de competición y familias prósperas, y sentimos cuando está ausente o es tóxica. Podemos medir su impacto en la línea de fondo. (Una cultura fuerte aumenta los ingresos netos un 765% en diez años, según un estudio de Harvard de más de doscientas empresas). Sin embargo, el funcionamiento interno de la cultura sigue siendo misterioso. Todos queremos una cultura fuerte en nuestras organizaciones, comunidades y familias. Todos sabemos que funciona. Simplemente no sabemos muy bien cómo funciona.

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Podemos pensar que la razón es la forma en que pensamos acerca de la cultura. Tendemos a pensar en ello como un rasgo grupal, como el ADN. Culturas fuertes y bien establecidas como las de Google o Disney se sienten tan singulares y distintivas que parecen fijas, de alguna manera predestinadas. En esta forma de pensar, la cultura es una posesión determinada por el destino. Algunos grupos tienen el don de una cultura fuerte; otros no.

Daniel Coyle le da un enfoque diferente. Pasó los últimos cuatro años visitando e investigando ocho de los grupos más exitosos del mundo, incluyendo una unidad militar de operaciones especiales, una escuela del centro de la ciudad, un equipo de baloncesto profesional, un estudio cinematográfico, una compañía de comedia, y una grupo de ladrones de joyas entre otros. Descubrió que sus culturas se crean mediante un conjunto específico de habilidades. Estas habilidades aprovechan el poder de nuestros cerebros  para crear interacciones exactamente como las usadas por los niños y niñas de Educación Infantil que construyen la torre de spaghetti.

Si bien la cultura del éxito puede verse y sentirse como algo mágico, la verdad es que no lo es. La cultura es un conjunto de relaciones e interacciones entre individuos que trabajan hacia un objetivo compartido. No es algo que eres. Es algo que haces.

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